lunes, 2 de agosto de 2010

Leire Pajin

Leire Pajin me fascina.
Cuando la veo por la tele practico un ejercicio muy recomendable, válido también para otros personajes: quitar el volumen del televisor.
Entonces, sin sonido, muda para mí, debo de deducir de sus gestos y ademanes el mensaje profundo y sincero que trata de transmitir.
Si se atiende bien, se puede leer en sus labios "compañeras y compañeros". En ese momento mi corazón estalla.
Ella se desparrama, transfigurada en un especie de gurú, un Krisnamurty con mechas.
Fresca, natural, desde ese atril que se me antoja un púlpito, donde ella oficia como una sacerdotisa del amor, bondadosa y socialista.
Parece recién llegada de Lourdes, trae un mensaje del cielo: un SMS de la Virgen para reenviarselo a Zapatero.
Dios está con nosotros, "compañeras y compañeros".

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