Las hipotecas destinadas a la compra de una segunda vivienda suelen tener unos tipos más elevados y un plazo y porcentaje menor de financiación.
Se imponen unos intereses más elevados, en principio, porque se trata de un inmueble “capricho”, no siendo una necesidad.
Por otra parte la razón fundamental de limitar el porcentaje de tasación financiado y el plazo se debe a que, en caso de dificultades económicas, se impaga primero la hipoteca de la segunda vivienda que la de la vivienda habitual y, además, en tiempo de crisis suelen ser más difíciles de recolocar si se la adjudica el banco.
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