Las mujeres y las niñas no siempre están valoradas. En ciertos lugares del mundo, carecen de las mismas oportunidades que los hombres y niños para acceder a un empleo o a la educación. Sin embargo, son claves para acabar con las altas tasas de pobreza, entre otras.
Según datos del Banco Mundial, un año de escolarización de una madre reduce la mortalidad infantil en un 10%. Además, destaca que las mujeres "realizan el 66% del trabajo en el mundo, producen el 50% de los alimentos, pero ganan un 10% de los ingresos y tienen el 1% de la propiedad".
Esta entidad asegura que si las mujeres tuvieran las mismas ventajas que los hombres en el sector de la agricultura, la productividad se incrementaría un 20% en varios países africanos. Ellas trabajan en buena parte el campo, pero reciben menos del 10% del crédito concedido a pequeños agricultores.
La crisis económica mundial se ha cebado, sobre todo, con ellas. Las consecuencias son mayores para las niñas, porque los presupuestos familiares se ajustan a las necesidades y tienen que colaborar. Diversas instituciones mundiales han asegurado que la pobreza tiene rostro de mujer.
El impacto es mayor si cabe en África. En una conferencia organizada en mayo del pasado año en Washington, la vicepresidenta del Banco Mundial, Obiageli Ezekwesili, apuntó a la crisis como la causa del freno a la acumulación de capital entre la población femenina y la reducción drástica del ingreso individual de las mujeres. Pero sobre todo, subrayó los efectos en las hijas: "Dado que la educación de los varones está más resguardada de las crisis, es más probable que los padres retiren de la escuela a una niña".
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