En España se introdujo a finales de los años cincuenta. Usualmente se distribuye una mezcla de dos gases, en una proporción de entre 30% de butano y 50% de propano.
El gas butano, al ser fácilmente licuable, es fácil de mantener en un recipiente a presión, como una bombona. Cada bombona contiene 12,5 kg de gas y el peso total completamente llena es de unos 35 kg.
Son repartidas en camiones semanalmente por las calles, y subidas a las casas por mozos de reparto, denominados butaneros, que también recogen la anterior garrafa utilizada ya vacía.
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