domingo, 17 de octubre de 2010

Santander

En la costa norte de la Península Ibérica es donde está mi casa, esté o no yo en ella.
En una ciudad llamada Santander, asomada a una bahía que es, quizás, una de las más bonitas del mundo.
Mi amor por ese lugar es tan grande que me he comprometido a que el 40% de mis ingresos mensuales durante los 40 mejores años de mi vida se inviertan en ser propietario de una vivienda inscrita en su catastro.
¿Hay mayor prueba de amor hacia un lugar que una hipoteca?
Cuando sea más mayor, y me dedique a hacer nuevas fotos, sin prisas, y a ordenar fotos antiguas, por fin, aspiro a caminar por Santander de la mano de la mujer con la que he comprometido el 60% de mis ingresos durante los 40 mejores años de mi vida, y todo el 100% el resto. La mujer que mantiene mi ritmo cardíaco un puntito acelerado, el verdadero hogar al que siempre vuelvo, mi bahía, la bahía más bonita del mundo.
Aquí va una primera entrega de cómo yo veo esa ciudad por la que tanto me gusta caminar...


1 comentario:

すみません dijo...

Precioso desfile de sentimientos.

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